¡Hola! Bienvenidos a 15-0.
Por fin hemos llegado al premio mayor de la temporada de polvo de ladrillo: el Abierto de Francia. No, perdón, Roland Garros. Antes de su inicio, el torneo emitió un comunicado en el que solicitaba, especialmente a la prensa angloparlante, referirse al campeonato exclusivamente con su “nombre de pila”. Monsieur Roland Garros fue el primer piloto en cruzar el mar Mediterráneo y combatió en la Gran Guerra de 1914. En 1928 decidieron honrarlo y le pusieron su nombre a la competencia tenística. Para ese año Suzanne Lenglen ya había ganado 5 veces Wimbledon y 6 veces el, entonces llamado, Campeonato de Francia. Entre singles y dobles, Lenglen ganó 31 copas de Grand Slam. Aún así, la Federación de Tenis de su país consideró apropiado que el principal torneo de tenis llevase el nombre de un aviador, connotado, por cierto, pero sin ningún vínculo conocido con el deporte. La relación de Francia con el tenis femenino siempre ha sido particular.
Este año, como en todos, desde que en 2020 se inauguró el techo del estadio Philippe Chatrier y, por ende, las sesiones nocturnas, ha habido controversias por la negativa de la organización del torneo, de programar partidos femeninos en la noche. Esta vez Gilles Moretton, presidente de la Federación Francesa de Tenis, dijo que el criterio era seleccionar el espectáculo más atractivo para ese horario. Su respuesta da a entender que el tenis de mujeres es menos atractivo. Amelie Mauresmo, directora del torneo y la tenista francesa más exitosa después de Jannick Noah, argumentó que era solo porque los partidos de varones suelen ser más largos, ya que juegan al mejor de cinco sets. No hace falta aclararle a nuestros lectores que un partido más extenso no es igual a mayor calidad.
En nuestra primera newsletter afirmamos que el tenis femenino está pasando por un momento fabuloso y alentamos a ustedes a seguirlo. Mientras escribíamos esta edición de 15-0, vimos el partido de Madison Keys y Sofía Kenin y no tiene nada que envidiarle a un partido de varones con ranking similar. Keys saca mejor que buena parte de los tenistas sudamericanos y la velocidad promedio de su drive supera los 120 km/h (es decir, comparable con velocidad promedio de Francisco Cerundolo). Sofía Kenin, por su parte, tiene menos potencia, pero compensa con una capacidad envidiable para cambiar la dirección de la pelota.
Un problema que advertimos en muchos medios y espectadores de tenis es que desdeñan algo que no ven. Cuántas veces hemos escuchado “el tenis femenino es aburrido” y al averiguar un poco más resulta que la persona responsable de semejante afirmación no ve un partido de mujeres desde que se retiró Gabriela Sabatini. O Chris Evert.
El principal problema, sin embargo, es el doble estándar. Cuando un partido de mujeres es malo, cosa que ocurre, al igual que con los varones, se usa de ejemplo para cuestionar la calidad de TODO el circuito de la WTA. Como contraparte, a nadie se le ocurriría decir que el tenis masculino es una porquería porque Alexander Zverev es incapaz de volear. Si Iga Swiatek le gana 6-1, 6-2 a Emma Raducanu significa que son todas malas y no saben jugar, pero si Jannik Sinner le gana 6-0, 6-1, 6-2 a Jiri Lehecka es una demostración de fortaleza, poderío y supremacía.
Cuando éramos niñas el discurso era “el tenis masculino es mejor porque cualquiera le puede ganar a cualquiera (cosa que no era cierta), en cambio en las mujeres siempre ganan las mismas”. Años después, con la aparición del Big Three, era un fenómeno admirable que Federer, Nadal y Djokovic ganasen todos los torneos.
Nos intriga de sobremanera saber en qué horario y en qué cancha programarán a la última esperanza francesa en los cuadros de singles: Loïs Boisson. Sí, ironías de la vida (en el sentido adorablemente equivocado de Alanis Morrisette), la organización del torneo debe decidir si le concede el horario nocturno a una chica. Nos atrevemos a anticipar que Loïs Boisson jugará de día.
Así concluye el segmento feminista de 15-0. Volvemos a nuestra programación habitual.
Amuse Bouche du Paris
El homenaje a Rafael Nadal. El año pasado, Rafa, tras la derrota en Málaga del equipo de Copa Davis de España ante Holanda, recibió una despedida que, en palabras de Carlos Moyá, fue “desaliñada y cutre”. En esta oportunidad el homenaje sí estuvo a la altura de las circunstancias. Hubo momentos incomprensibles, nadie sabe por qué los recoge pelotas hicieron una danza interpretativa, pero también episodios imborrables: la aparición conjunta de Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray y todo el estadio (padre de Roger incluido) vestido con una remera color polvo de ladrillo que decía “Merci Rafa”. Nadal lloró prácticamente toda la ceremonia y se vio especialmente conmovido cuando salieron a saludarlo las personas que trabajan en el “backstage” del torneo: los cuidadores de las canchas, las personas que atienden en los restaurantes y en los vestuarios, entre otros. Un gesto que retrata la calidad de persona que hay detrás del competidor inmisericorde, causante de varias de las mayores desgracias tenísticas de estas autoras.
El homenaje definitivo que muchos esperábamos no llegó, el estadio se sigue llamando Philippe Chatrier, pero la placa con la huella de Nadal, la copa de Roland Garros y el número 14, permanecerá para siempre a un costado de la red.
El retiro de Richard Gasquet. Aunque su despedida fue más larga que la de Cher de los escenarios, en esta edición de Roland Garros Richie Gasquet jugó su último partido de tenis profesional. Un jugador talentoso y especialmente querido por los fanáticos del revés a una mano. Ganó 16 torneos de 250 de ATP y alcanzó su mejor ranking (séptimo lugar) en 2007 cuando llegó a la semifinal de Wimbledon. Una de nosotras lo extrañará más que la otra. Al final del partido recibió un lindo trofeo de acrílico que muestra las capas del piso de las canchas de Roland Garros.

Los tenistas franceses. Qué podemos decir. Courentin Moutet y Arthur Rindernech son la epítome del “mucho firulete y poca victoria”. Sí, suelen estar en las jugadas de la semana de ESPN, hacen cosas inesperadas, el dropshot sin mirar la pelota, la pirueta y el toquecito, pero con eso no se gana un partido. Moutet, en particular, nos desilusionó por completo en su partido contra Djokovic. No esperábamos que ganase, pero no fue capaz de hacer ni una demostración de mala crianza. Gael Monfils, en la primera ronda, para variar, extendió sin necesidad el partido hasta el quinto set, para deleite de su público. El resultado de su heroísmo fue llegar exhausto a su encuentro contra Jack Draper que, generosamente, le donó un set. Gael prometió que vuelve el año que viene, así que podremos verlo de nuevo jugar 500 puntos de más. El único candidato serio de Francia, Arthur Fils, que tiene la costumbre de aumentar los decibeles de sus gemidos a medida que reduce la potencia de sus golpes, no pudo presentarse a su partido de cuarta ronda por lesión. El pronóstico no es alentador, tiene una fractura por stress en la parte baja de la columna. Corre peligro su participación en Wimbledon. Esperamos que se recupere pronto y también que deje de rugir y de sacarse la camiseta cuando gana.
El público francés. Durante la gira sudamericana escuchamos las quejas de Alexander Zverev y el hijo de Aneke Rune sobre el excesivo apoyo que el público les daba a los jugadores locales. Los hinchas sudamericanos de tenis son el equivalente a los lords del palco real de Wimbledon en comparación con el público francés. Además del bendito “po, po, po, po, poropooo, oleeeee” que se escucha en todos los partidos, alientan incondicionalmente a sus jugadores, cantan La Marsellesa en cada cambio de lado y pifian a cada tenista que osa cuestionar un fallo dudoso. A Jakub Mensik todavía le deben estar sonando los tímpanos después de su victoria ante el francés Alexandre Muller. No obstante, fue encantador lo que pasó en el partido que Sinner le iba ganando a Lehečka 6-0 y 3-0. Cuando por fin el pobre checo logró ganar un game el público lo alentó con alegría y él agradeció con amplia sonrisa. Mírenlo:
Y ya que hablamos del público:
El Grand Slam de retiros de Grigor Dimitrov. Uno de los jugadores más queridos del circuito, poseedor de una técnica exquisita, se retiró por cuarta vez consecutiva de un Major. El paso del tiempo es inclemente y no perdona.
La Nave y Fran Cerundolo. Mariano Navone se despidió en tercera ronda en un buen partido ante Lorenzo Musetti. Dejó pasar algunas oportunidades para irse dos sets arriba y Musetti no lo perdonó. De todas formas, nos gustó haberlo visto ganar dos rondas, especialmente en la primera vuelta contra Brandon Nakashima, preclasificado 28. Francisco Cerundolo, desafortunadamente, llegó lesionado a Roland Garros. Se despidió en primera vuelta y le arruinó el fantasy game a muchos que lo tenían entre sus favoritos para llegar a instancias finales. ¿Habrá sido un exceso programar el torneo de Hamburgo, en la semana previa a Roland Garros? Le deseamos una pronta mejoría.
Qué cerca estuvo Julia Riera de dar uno de los batacazos del torneo. Perdió en tres sets muy peleados con Elena Rybakina, preclasificada número 12 y campeona de Wimbledon. Nos entusiasma el enojo posterior a la derrota: no se conforma y va por más.

Iga is back ¡Qué partido le ganó a Elena Rybakina, queridos lectores! En el duelo de psicopateadas por sus terapeutas, después de un primer set y un comienzo del segundo que auguraban lo peor, Iga Swiatek se reencontró con su juego de piernas, retrocedió un par de pasos para devolver el servicio de Rybakina y logró convertir su primer punto de quiebre. Ese instante trajo de vuelta a nuestra Iga de 2024 que jugaba para ganar y no para evitar perder. Roland Garros le sienta bien y se nota. Se ha reencontrado con su juego y con su sonrisa.
Jasmine Paolini. Perdió 6-4, 6-7 y 1-6, con Elina Svitolina. Los dos primeros sets han sido de los mejores jugados del torneo hasta ahora. Jasmincita tuvo tres matchpoints. No pudo convertir ninguno porque Svitolina simplemente no lo permitió: creció en los puntos clave. En todo caso, Paolini dejó uno de los momentos notables de Roland Garros, al mediar en un disputa por una de las toallas que entregó a sus fans al final de uno de su partido de dobles:
Joāo Fonseca. En su encuentro con Jack Draper, nos hizo recordar a Guillermo Coria que, en su primer partido contra Carlos Moyá exclamó, impotente “qué junior que soy”. Así se vio Joāo contra el número cinco del mundo. Su potencial y su talento no están en discusión, pero tiene apenas 18 años. Hay que darle tiempo para mejorar sus desplazamientos, aumentar su tolerancia a los peloteos largos y mejorar su capacidad para resolver los problemas tácticos que plantean sus contrincantes.
Jack Draper. Tenemos debilidad por las y los tenistas zurdos (debemos apoyar a nuestro gremio, dado que ambas autoras somos zurdas). Además de instruir a Fonseca, nos regaló una anécdota elegantísima. En la conferencia de prensa de su segundo partido contó que, en alguna ocasión, para cumplir con las exigencias de los controles anti-doping y no dejar esperando a la persona encargada de llevarse la muestra, llegó a hacer tanta fuerza que se le escapó un elemento gaseoso. Prince William of Cambridge!
Daniil Medvédev y Stefanos Tsitsipas siguen en caída libre. Perdieron en primera y segunda ronda, respectivamente. Ambos, contra rivales a los que deberían haberles ganado con autoridad. Tsitsipas por lo menos parece dispuesto a probar un nuevo coach. A partir de Wimbledon será entrenado por Goran Ivanisevic que, según la prensa, exigió que Apostolos Tsitsipas, el Joan Crawford del tenis masculino, se mantenga al margen. Le deseamos éxito y mucha fortaleza mental a Goran: la va a necesitar.
Revelaciones: Victoria Mboko, Hailey Baptiste, Iva Jovic, Matteo Gigante, Ethan Quinn. Ampliaremos. O no. A veces se trata sólo de un buen torneo, pero les tenemos fe.
Desilusiones: Matteo Arnaldi, Flavio Cobolli, Francisco Comesaña, Jakub Mensic, Marta Kostyuk, Diana Schnaider, Peyton Stearns.
Adidas insiste en vestir a sus jugadores de Resaltador Edding 345. Se nota que no nos leen.
Nike, por su parte, disfrazó a Jannik Sinner de Vic Vaporub o, según las redes sociales, de Luigi de Mario Bros. Los demás varones se ven ligeramente mejor, pero tampoco nos convencen. En cambio, los kits que han diseñado para las mujeres son excelentes, de estilo retro-cool y con una paleta de colores muy bonita.
Luis Alfredo Álvarez contó al aire que el padre de Ben Shelton, sentado en el palco de su hijo, tiene un auricular que sigue la transmisión de ESPN (la de John McEnroe) y puede interactuar con los conductores. En tono recriminatorio Álvarez y Clerc comentaron que eso no está permitido porque el coach puede obtener información ventajosa. Nosotras creemos que ambos sobrevaloran el trabajo de los comentaristas televisivos y, a la vez, subestiman el del cuerpo técnico... como si los entrenadores necesitaran las opiniones de los periodistas. Batata lo sabe bien: nadie conoce más a su jugador que el entrenador. ¿Ustedes qué opinan?
Esquina de recomendaciones
Served. El podcast de Andy Roddick es de nuestros favoritos. Este ex número 1 del ranking solía regalarnos entrevistas post partido inteligentes, honestas y divertidas. Conserva estos atributos y les agrega su talento para entrevistar. Este martes 3 de junio, el invitado será André Agassi. Imperdible.
Clay Magazine. Una buena revista online de tenis que no se queda en los titulares. Tiene entrevistas interesantes con los protagonistas de ambos circuitos, crónicas y reportajes sobre las vicisitudes del tenis profesional.
Antes de despedirnos queremos celebrar la incorporación al equipo de ESPN de Feliciano, sabiamente bautizado en Wimbledon 2011 como “Deliciano” por Judy Murray. Además de su cara, aporta datos interesantes sobre la técnica y la estrategia de los jugadores y ha renovado el stock de anécdotas que se cuentan en las pausas de los partidos.
Como de costumbre, les dejamos una última foto. En esta ocasión, de nuestro momento preferido del homenaje a Rafael Nadal, el rival más respetado por el mejor de todos los tiempos.
Hasta la semana que viene,
Caterina y Laura
Muy interesante bien redactado y muy agradable de leer. Comentarios técnicos muy acertados.
Otra entrega fantastique 👌✨